Los Canasteros recuerdan cuáles son sus proyectos de vida el primer día de clase en una dinámica estratégica de motivación y cohesión de grupo invitando a sus nuevos compañeros y compañeras a formar parte activa del grupo.
Primero, cada alumno y alumna de sexto dijo a sus compañeros en clase: qué deseaba ser de mayor; al mismo tiempo que arrugaba una bola de papel en blanco haciendo como si esta fuese su sueño profesional. Algunos querían ser médicos, otros cocineros y policías. Todos tenían la sonrisa y la mirada brillantes por la ilusión.
Luego, su
maestro les explicó que conseguir esos sueños era como colar aquella bola de
papel arrugado dentro de la canasta que les mostraba en sus manos en ese
instante. Ellos escuchaban en sus pupitres inquietos por la emoción. No sería
tarea fácil, les aclaró entonces el tutor, pues mayoría se encontraba lejos.
Finalmente
después de varias recomendaciones docentes, los chicos y chicas lanzaron. Quisiéremos
continuar la anécdota en lo que sigue diciendo que todos encestaron, pero no
fue así. La vida no es así. Conseguir lo que deseamos requiere trabajo,
esfuerzo y perseverancia, en otras palabras, requiere sudor y lágrimas. Con esta
explicación, los alumnos y las alumnas comprendieron la lección final de la
actividad: “Aplicarse desde el primer día de escuela para conseguir lo que os
propongáis”. Con esa idea en la cabeza, sus miradas cambiaron. Mantuvieron el
brillo ilusionado, sin embargo, sus ojos se volvieron más agudos.
Hoy, 6º de Primaria se hace llamar “Los Canasteros”; en sus palabras “porque las van a meter todas”.
Rafael Vera
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