En Calabonita, nos hemos encontrado
un total de 16 personas, que es un grupo adecuado para este tipo de excursiones. Profesores, profesoras, madres, alumnos y
alumnas. Buena representación de
Primaria, desde los primeros cursos, y muy poco alumnado de Secundaria. La fiesta de 4º del viernes a la tarde hizo
estragos, y no apetecía demasiado madrugar.
La excursión empezaba con rampas
fuertes, por el barrio de Bouyibar.
Hemos aprovechado las sombras para descansar. El día era soleado y agradable.
De pronto, el tramo urbano se ha
acabado, y estábamos en pleno monte.
Remontando un barranco por un sendero tradicional, nos hemos encontrado
un rebaño de cabras y ovejas. Cada vez,
la ciudad parecía más lejana entre las colinas.
Descanso en una casa de nueva
construcción. Y almuerzo bien merecido,
llevábamos 300 de los 400 metros de subida.
Entre las casas, pasaban campesinas que regresaban del pozo, con el asno
cargado de garrafas de agua.
En la última subida, todo eran
sorpresas. Saltamontes gigantes, arañas,
nos hemos encontrado una gran tortuga.
Nos hemos animado a subir a las
ruinas del fuerte español de las guerras del Rif. Las vistas en todas direcciones eran
espectaculares. Hemos encontrado
inscripciones de los soldados, de 1925.
Hemos pasado junto a las antenas
de la cima de Monte Palomas. Improvisando
el camino, y haciendo un poco la cabra, hemos bajado a la pista principal. Lina era nuestra guía.
La pista era cómoda y
espaciosa. Pero queríamos más emociones. Nos hemos adentrado en el bosque por unos
itinerarios de la futura área de recreo de Bouyibar. No estaban acabados, pero ha sido curioso
bajar por los escalones de madera, con vistas a una casa escondida en el
barranco.
El último tramo del sendero no
estaba acabado. Nos hemos ayudado los
unos a los otros en el punto delicado. Hossam
lo ha pasado un poco mal por el vértigo, pero lo ha superado. Ya estábamos de nuevo en las casas de
Bouyibar, y hemos podido refrescarnos en una pequeña tienda.
Hemos cruzado la carretera, y nos
hemos encontrado con las últimas rampas del día en el barrio de Igher
Azzouggagh. El grupo se iba reduciendo, porque
familiares recogían a caminantes y hemos pasado delante de la casa de una de
las familias. Qué casualidad.
Buenas vistas de la ciudad, y un
sendero bien marcado nos ha llevado de nuevo a Calabonita.
Hemos acabado hacia la 1 y
media. La excursión, pese a ser
exigente, no se ha hecho pesada. El
ánimo dentro del grupo ha sido magnífico, y hemos pasado una mañana muy
agradable. Nuestro alumnado más joven ha
demostrado que está perfectamente en forma.
El equipo de organización hemos
pensado que este curso las excursiones de los sábados la enfocaremos más a los
grupos de Primaria. Parece que hay más
interés en participar y nos encanta que vengan familiares a compartir la caminata. Así, adaptaremos los itinerarios para que
sean más asequibles a los alumnos y alumnas más jóvenes. Seguimos con la idea de hacer una de las
excursiones en autobús una vez al trimestre, para poder visitar lugares más
alejados de la ciudad.
Esperamos que más familias se
animen a compartir con nosotros la mañana del sábado en la excursión de
noviembre. ¡Hasta entonces!
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