En
Calabonita, nos hemos encontrado una cuarentena de personas: alumnado,
familiares, profesorado, familiares de profesorado, antiguos alumnos y amigos del
Colegio. Entre el alumnado, había
representantes desde 1º de Primaria a 2º de Bachillerato. ¡Un grupo muy numeroso y variado!
Al salir de
la zona urbana, hemos tomado los senderos tradicionales de las colinas.
Poco a poco,
ganábamos altura, y las vistas sobre la ciudad eran espectaculares
Otra parada,
al final de la gran subida, para reponer fuerzas.
Nuestro
grupo de alumnado de mayor edad. Parecen
contentos.
Nos ha
alegrado mucho que nos acompañara un grupo de antiguos alumnos y alumnas del
Colegio.
Una parte
del grupo se ha acercado a las ruinas históricas de un fuerte español de las
Guerras del Rif.
Parada para
almorzar y mini-claustro en la cima del Monte Palomas.
Un escorpión
también quería su parte del almuerzo.
Sólo faltaba
hacer la bajada a la ciudad.
El último
esfuerzo, el sendero que baja desde el de barrio Iguer Azzougagh.
Al llegar a Calabonita, cada uno a su casa, después de una
mañana muy agradable de ejercicio suave, de conocimiento del entorno y de
convivencia.
¡Hasta la próxima excursión!
PD: La prueba del esfuerzo hecho: las botas de Tato