Un
año más, el departamento de Lengua castellana y Literatura ha organizado la
celebración de la festividad de San Valentín en el Jovellanos.
A
lo largo de las dos últimas semanas el alumnado de Secundaria ha estado
trabajando vocabulario, expresiones… de amor y desamor, de sentimientos
positivos y negativos referidos a objetos personificados (pinza de depilar, uña
del pie, cús-cús,...), y la estructura de la carta. El resultado se concretó en
cartas de amor y de “antiamor” recogidas en diferentes murales.
Además,
hemos promovido un concurso de cartas de amor y amistad entre el alumnado de
Secundaria y Bachillerato. Aquí os dejamos las que han sido seleccionadas en
cada clase.
Alhucemas, 14 de febrero 2016
Querido libro:
Cuando te vi, tu portada me atrajo. El
olor de tus páginas de papel hizo volar mi corazón. Cuando empecé a leerte, me
llevabas en una aventura que nunca antes había conocido.
Yo he vivido miles de vidas contigo y
tus amigos. Tu cuento siempre será recordado por mí.
Hasta pronto,
Hannah Shum, 1º ESO
Alhucemas, 14 de febrero de 2016
Hola, mi querido carnero:
Siento pena cuando te sacrifican, no lo puedo soportar, así que me quedo todo el día llorando. En mi casa me dicen que te coma, pero yo me niego, me niego a comer carne de un amigo mío.
Querido carnero, algunas veces sé que te enfadas conmigo porque te molesto con el flash de la cámara; pero, perdóname, no quiero olvidarte cuando mueras, al menos que me queden tus recuerdos.
Bueno, me tengo que despedir o esta carta será muy larga y espero que me perdones.
Siento pena cuando te sacrifican, no lo puedo soportar, así que me quedo todo el día llorando. En mi casa me dicen que te coma, pero yo me niego, me niego a comer carne de un amigo mío.
Querido carnero, algunas veces sé que te enfadas conmigo porque te molesto con el flash de la cámara; pero, perdóname, no quiero olvidarte cuando mueras, al menos que me queden tus recuerdos.
Bueno, me tengo que despedir o esta carta será muy larga y espero que me perdones.
Mounir
El Mouarrik, 2º ESO
Londres, 10 de diciembre de 1896
Querido John:
Y sigo con mis
letras, mis cartas que cada mes te envío. El año avanza, pero este amor no se
cansa, no se desespera, porque está grabado mucho más allá de las estrellas con
su propio brillo, más allá del inmenso universo… Tú, eres mucho más grande para
mí que el universo entero, tanto que mis ojos apenas pueden alcanzar a ver todo
tu esplendor.
Y aquí me
encuentro, sentada y pensando en nuestro amor... en las incontables cartas y
poemas que ya pasaron por nuestras manos y nuestros corazones.
Me sumerjo y me pierdo entre cada pensamiento
enamorado mientras mis manos insistentemente ya empiezan a escribirte unas
nuevas y primeras líneas. Hoy, mi rostro se encuentra encendido de felicidad,
quizás sea por la esperanza de saber que cada vez queda menos para volver a
verte, y siento que la distancia entre nosotros es cada vez más corta. Entre
suspiros y pensamientos sigo escribiendo mis cartas, llenas de amor; pero dime,
¿decir “te amo” se puede decir con otra palabra que no sea ella misma? Ahora ya
sabes que los “te amo” y los “te extraño” sólo se pueden escribir como lo hago
yo: siendo sincera, simple y sencilla, porque el amor ya está adornado por sí
solo.
Te recuerdo cada
día, y qué hermoso es hacerlo desde la distancia. Desde mi ventana, creo verte
a lo lejos, entre tanta gente. Imagino una y otra vez nuestro reencuentro
porque juntos otra vez seríamos capaces de cualquier cosa, no importa que sean
miles los sueños que tengamos por cumplir, podríamos volar más allá del
horizonte, y nunca detenernos. Me alegro al ver que mi espera va siendo menor
con la caída de las hojas del calendario, y que las cartas están conociendo un
amor sincero, lleno de nuevas esperanzas.
Un beso.
Tu
Amber.
(Dounia Zarbouh Bentatou, 3ºESO)
Querida madre:
Llevo un tiempo pensando en escribirte
esta carta para decirte cuánto te quiero y cuánto te agradezco
todo lo que has hecho por mí .Y es que muchas veces pienso que debes dar
por sentado que te quiero, pero igualmente tengo la necesidad de decírtelo aquí , para que guardes siempre mis palabras
y acudas a ellas cuando lo necesites.
Quiero que sepas que eres muy importante
para mí que ocupas un gran lugar en mi
corazón, y que siempre serás mi
referente para ser mejor persona.
¡Te quiero, mama!
Adiós.
Oussama
(Oussama
Afifi, 4º ESO)
Morgue, 1 de noviembre, 1000.
Querida
Mortem:
La
luz me ciega. Ya es la hora. Ya es la hora de escribirte.
Primero,
aspiraba a confesarte que este escrito no son simples palabras de mortales que
confiesan su amor pensando que va a ser eterno; el amor de aquellos mortales
que olvidan tu presencia.
Se
juran, y se vuelven a jurar un amor infinito, un amor sin límites y duradero, y
justo cuando menos se lo esperan, apareces tú, tan sombría y seductora, y les
arrebatas lo más preciado que poseen y que yo les entrego: un amor efímero.
Me
hipnotiza tu poder, tu fuerza y tu elegancia… Eres más fuerte que ningún
forzado sentimiento, más fuerte que mi luz y mi esperanza. Eres más fuerte que
yo y más real, y es por ello que estoy profundamente enamorada de ti.
Te
he sentido y palpado en diferentes formas. Te disfrazas de vicios, de amor, de
venganza, de bondad, de desgracia, de mala suerte, de luz en un oscuro túnel;
te disfrazas de todo lo que aspiran de mí, de todo lo que les prometo dar y de
lo que les prometo evitar.
Nuestra
relación ha durado más que ninguna otra, no tiene fecha ni de principio ni de
fin, y es que yo existo porque tú existes, y viceversa. El tiempo que nos
separa es tan impredecible e imprevisible que siempre te demuestro mi
sacrificio enviándote ofrendas que tú guardas para siempre, en tu oscuro y
valioso lecho. Ofrendas que no te conocen sin antes conocerme a mí.
Me
arrebatas de ellos, te suplican y te entregan su último aliento, el más valioso
y el más vivo, y, tú, sedienta, te alimentas de su vejez, de su inocencia, de
su amor no correspondido, de su maldad, y hasta de su bondad, y acabas
inmortalizando mis ofrendas en simples recuerdos que permanecen en aquellos que
aún protejo.
Y
por eso te quiero.
Y
me llaman loca por quererte así y por entregarme de tal manera; evaporándome en
todo lo que soy para darte vida a ti. Me llaman insensata por ofrecerte todo lo
que tengo y todo lo que doy… Pero no hay más insensato que aquel que me acusa,
porque no hay amor más fiel que el que yo siento por ti.
Te
quiero porque apareces siempre, tan inoportuna para unos y tan ansiada para
otros. Te quiero porque no eres justa, porque nunca lo has sido; porque no es
de tu naturaleza serlo.
Te
quiero porque estoy destinada a quererte hasta sus últimos respiros, hasta sus
últimos latidos y hasta sus última palabras. Te quiero porque eres mi contrario
y mi polo opuesto. Por más lejos que te encuentres, con más fuerza te ansío.
Y
estoy sentenciada a muerte a quererte así.
Omnia mors aequat.
Vitae.
(Kamar Boughaba, 1º
Bachillerato)
Afganistán.
Jueves, 03 de febrero de 1985.
Querida:
No sé cómo
empezar esta carta ni cómo terminarla. No sé cómo expresarte tanto en tan poco,
y lo peor es que no sé, y creo que nunca sabré, tu reacción y tu respuesta.
Desde que
llegué destinado a esta tierra árida y muerta, siento que una parte de mí ha
muerto, y otra parte se está apagando. Y siéndote sincero, no son ni la guerra
ni los fusiles los que me matan por dentro; es tu ausencia. Son los
cuatrocientos mil veintisiete kilómetros que me separan de ti los que me hacen rendirme
cada día más.
Y es cierto
que dicen que la distancia separa cuerpos y no corazones, pero en mi caso,
nunca he sabido, ni sabré, si tu corazón sigue siendo mío… Y es esa
incertidumbre la causa de mis insomnios.
En mi base
militar no hay sentimientos… Sí, querida, literalmente. No puedes crear ningún
tipo de vínculo afectivo con nadie; debes intentar sobrevivir y no acabar
desangrado en la base del enemigo.
Y aquí estoy,
a miles kilómetros de ti, sin saber si finalmente podré lograr enviarte esta carta
ni tampoco si tendré la oportunidad de amanecer con la noticia de que te ha
llegado.
Y sigo aquí,
luchando por una patria que no me representa, y dejando ir al amor que
realmente me llena; el amor que me das tú y tanto me falta.
No es el amor
a mi tierra, ni mi valentía, ni mi coraje quien me hace levantarme todos los
días, es la posibilidad de poder volver a verte una vez más. Poder volver a
oírte, mirarte y sentirte. Poder volver a sonreír por un motivo real y por un
sentimiento verdadero. Y es que, querida mía, no hay amor más leal y sincero
que el que yo siento por ti.
Y cada bala
que dispare, cada gota de sangre que derrame y cada batalla que gane será un
paso más que dé por ti, por acabar con esta pesadilla y poder cumplir mi sueño
de volver a tenerte.
Me vuelvo a
despedir, como la última vez que te vi, con las mismas lágrimas que derramé y
con las mismas ganas de querer correr hacia atrás y abrazarte por última vez.
No lo
olvides, lucharé por nuestro amor hasta mi última gota de sangre.
Te quiero.
(Sophia Raiss, 2º
Bachillerato)
Y
no podía faltar nuestro tradicional buzón
del amor en el que alumnado de todos los niveles y personal del colegio han
ido dejando a lo largo de toda la semana sus mensajes de amor.
La
participación ha sido, como siempre, excepcional, particularmente entre el
alumnado de Primaria. Nuestros mensajeros del amor han tenido que esforzarse
mucho para repartir todos los mensajes.
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